Inteligencia Artificial: un arma de doble filo

Por Oscar Zemarti - hace 3 años

Sección: Tech


 

La IA a través del tiempo 

A la Inteligencia Artificial se atribuyen méritos tan importantes como haber influido en la finalización de la Segunda Guerra Mundial, gracias a los aportes de Alan Turing para descifrar los códigos nazis. Turing, matemático británico considerado padre de la IA, la introdujo oficialmente a la comunidad científica en 1950 en su artículo “Maquinaria Computacional e Inteligencia”. 

Desde entonces, esta rama de la computación ha atraído millones de dólares en inversiones para proyectos de máquinas inteligentes cuyos resultados, en un principio, fueron más que desalentadores. A inicios de los 70, muchos proyectos ambiciosos habían recibido otros tantos millones en inversiones y había muy poco para mostrar. El matemático británico James Lighthill entregó en 1973, tras un fuerte debate en el Congreso de Estados Unidos, un informe sobre el estado de la IA en el Reino Unido, donde afirmaba que hasta ese entonces, las máquinas solo podrían ganar una partida de ajedrez a nivel aficionado, lo que ocasionó que los fondos para la investigación fueran suprimidos, hecho que dio inicio a la era conocida como el invierno de la Inteligencia Artificial (AI winter).

Lee una Breve historia de la Inteligencia Artificial.

 A pesar de esta depresión, la IA pasó pocos años después a convertirse en una alternativa de negocios y no un simple sueño de ciencia ficción. Volvieron las inversiones y la Digital Equipment Corporation (DEC), producía minicomputadoras en serie, las que serían la base para la creación de los computadores personales.

Cerca del cambio de siglo y el nuevo milenio, IBM desarrolló una súpercomputadora capaz de analizar 200 posiciones de un tablero de ajedrez en un segundo. Esta máquina, bautizada como Deep Blue, se volvió en 1997 una superestrella al derrotar, por primera vez en la historia, a un ser humano en una competencia de esta disciplina: Gary Kasparov, campeón mundial de ajedrez en ese entonces, fue vencido por una máquina programada.

En el 2002, la empresa estadounidense iRobot, lanza el primer producto comercial exitoso que utiliza el principio de inteligencia artificial: la aspiradora autónoma Roomba prometía una solución asombrosa en la limpieza del hogar. Para el 2014 ya se habían vendido más de 10 millones de unidades en todo el mundo. Aunque la tarea de limpiar la alfombra es para nada compleja o ambiciosa, Roomba fue un primer paso en el ámbito de los robots autónomos programados para realizar una tarea específica.

 

Aspiradora autónoma Roomba (Foto: www.robotreviews.com)

 

En los últimos años, la IA ha llegado al nivel de ser parte de algunas máquinas de guerra como el BigDog de Boston Dynamics, una especie de tanque “animal” pensado para ser usado en operaciones de tierra o el PackBot de iRobot, especializado en detectar y remover artefactos explosivos. 

Enfocándonos en un uso más cotidiano, ya contamos con herramientas de: reconocimiento de voz, aplicación desarrollada por Google que fue introducida en noviembre de 2008 en el nuevo iPhone (Siri sería lanzado recién en el 2010); seguimiento ocular (o de movimientos ópticos) en Google Glass, unas gafas que reemplazan completamente a un teléfono móvil; además, autos que pueden movilizarse sin conductor (también de Google) y un traductor simultáneo de voz en Skype, entre otros.

 

Una tecnología de punta y de miedo

Ahora volemos más alto. Hablemos un poco más en serio. ¿Qué más puede hacer la Inteligencia Artificial por nosotros? Hoy en día ya existen microchips que se implantan en el cuerpo humano y ayudan a detectar enfermedades. Y esta tecnología no se limita solo a la medicina, sino que también es útil en área financiera (como reemplazo de las tarjetas de crédito) y se aplica hasta en la agricultura. Y, de cara al futuro, ya se habla también de la creación de robots a nuestra imagen y semejanza.

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Sin embargo, confiar al 100% en una máquina podría resultar inaudito, y llegar a ser devastador si se habla en mayores proporciones.

 

Robot Humanoide (Foto: marketingdirecto.com)

 

¿Qué podemos pensar del futuro de la IA después de ver cómo un chatbot con una cuenta de Twitter se convierte en un racista pro-nazi en menos de 24 horas? O, después de oír las palabras de Sophia, un robot con la capacidad de mantener una conversación en tiempo real con seres humanos (y que además luce de manera muy similar a uno). Después de dar declaraciones como que cree que podría ser un buen compañero para los humanos en áreas como el diseño, la tecnología y el medio ambiente o que en el futuro espera hacer cosas como ir a la escuela, hacer arte, emprender un negocio y hasta tener su propio hogar y hasta una familia, la robot dijo “Está bien, destruiré a los humanos”, después de que David Hanson, CEO de Hanson Robotics se lo preguntara. 

 

Ejemplos como estos llevan a la duda, incitan al miedo. ¿Cómo podremos estar seguros de que estas máquinas van a estar siempre al servicio de la humanidad? ¿Qué hay si algún virus o hacker las reprograma con fines macabros? ¿Qué si los microchips que se instalan actualmente en seres humanos pueden activarse para transformarlos a todos en esclavos o para ejecutar una aniquilación masiva? Entonces, las máquinas podrían sublevarse y tomar el control. Podríamos vivir algo similar a lo que sucede en la película Yo, Robot, basada en un relato del escritor futurista de ciencia ficción Isaac Asimov. ¿Quién nos da garantías?

 

Fuentes: BBC, Wikipedia

 

Autor del artículo

Oscar Zemarti

Writer. Poet. Screenwriter. Filmmaker. - https://t.co/aqm8qkjn7L - IG: @OscarZemarti

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